domingo, 20 de mayo de 2012

                              PEREGRINO DEL RECUERDO


Hoy volví por enésima vez la página de mi ayer más inmediato tratando de romper a golpe de vuelta de hoja una distancia que se me ahoga a cada metro, un tiempo que se alarga a cada minuto transcurrido. Evoco unos recuerdos que aún hoy con sabor a pueblo dan vida y alimentan mi esperanza. Recorro uno a uno los rincones donde yace mi infancia y juventud, tan pasada y tan presente. Vuelvo otra hoja y vuestros rostros se me agolpan en la mente saludándome al pasar. Vuestros nombres, uno a uno, pasean por los ríos de mis recuerdos y son el agua fresca para mis pasos resecos de ausencia. Busco en cada esquina y surgen mil historias prendidas al hilo de una infancia y juventud  dormidas entre calles empedradas y luces bailando al son del aire helado del invierno. Aspiro el aire de la tarde perfumado de rosas y jazmines, periquitos y dama de noche, mientras las oscuras golondrinas recitan versos con rimas de trinos en los cordones de la luz, y firman en blanco y negro en el papel del cielo. Ha pasado el tiempo y en su pasar sin ser notado se llegó para llevarse a amigos entrañables, como se llevó tantas cosas. Se llevó nuestro único parque y también el Caracol, con sus historias escritas en sus ladrillos cocidos, tanta vivencia se hizo escombro y se perdió para siempre. Me duele la ausencia del terruño materno, de sus atardeceres desde el Castillejo, de su amanecer entre las hojas del laurel y del ciruelo. Me duele la ausencia de sus noches preñadas de estrellas, del paseo por la carretera de Peraleda a la luz de cien farolas que el amor enciende al amparo de la oscuridad, con música  de grillos y orquesta de arroyo en flor. Añoro sus días vestidos de luz y perfumados de geranios y rosas, la fuente de la bellota, con sus cuatro grifos incansables, dando vida, mientras las gentes hablan y los burros espantan las pesadas moscas. Revivo el Pilar de la fábrica, con su tanda para llenar los cacharros y el colador para evitar las sanguijuelas, y el limo y los zapateros, mientras algunos animales apagan su sed y me miran con aire despistado. Paso otra página y paseo por calles cubiertas de sol y cuestas, blancas cual palomas las paredes de sus casas, rojos de teja vieja los tejados, cual beso de labios encarnados hacia el cielo azul. Y en ésta, por ahora, última página  vosotros mis amigos, galería de sentimientos encontrados, pasáis, uno por uno, por mi mente, mi corazón, mis manos, en un abrazo ausente escrito desde una distancia que se acorta a cada vuelta de hoja  de un libro  que me ayudáis a escribir a cada paso, tras cada encuentro.-
http://youtu.be/GQnKFfvHYgE

1 comentario:

  1. Cuanta añoranza en tus palabras... preñadas de melancolía

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