miércoles, 26 de febrero de 2014


                                                               LLUEVE… 

Buscan refugio mis letras en el corazón blanco de un folio, al calor del fuego de los sueños. Llueve ausencia sobre palabras que se niegan a la vida en el papel del deseo. Llueve silencio sobre letras que borraron su esencia empapadas de gotas de lluvia hechas deseos. Llueve calladamente oscuro sobre la luna llena de unas manos que abrazan el eterno infinito de un momento. Resuenan sonoras las campanas de la lluvia sobre tejados de plata y carmesí, surcando el aire se eleva el rosario monocorde del agua que reza oraciones líquidas en las gotas informes de los sueños.
Huele el aire a deseos con luces de almohada, huelen nerviosas las sombras que fugaces y volubles escriben anhelos en la pizarra negra de la chimenea. Huelen inquietas las llamas del fuego en canto ardiente de madera y brasas, y sus notas de crepitar y humo escriben en el aire versos de oro y fuego. Huelen dolidas las ardientes brasas que entonan cenicientas canciones al calor helado de la ausente presencia. Brillan sonoramente encarnadas sus letras blancas de calor y fuego cuál deseo en mitad de un anhelo, para luego apagarse lentamente en la almohada del amanecer.

Duele el aire a silencio de lluvia, duele la lluvia a silencio de candela herida, duelen las sombras con voces de llama y deseo, duele el deseo con gotas de ausencia y letras de agua. Duele la candela de los sueños en madera ardiente de ausencia dolorida, dolor hecho madera que arde en los versos espirales de unas manos que abrazan silencios entre dedos hechos brasas. Y por doler duele hasta el dolor, duele pensar, duele mi letra, en palabras dolorosamente recogida, duele mi yo, duele mi sombra, duelo yo mismo  ausente de mi mismo. Duele saber que un día más mientras te escribo, en el fondo de mis letras, en mi mismo, llueve, huele…duele.
 
                                       http://youtu.be/naiu-of7J80