VIENTO DEL SUR
Hoy me trajo el viento del sur el aroma de tus manos, y
prendidas en la luz del crepúsculo venían escritas miles de
sensaciones. Olía la tarde a distancia, a nubes bajas de ausencia,
a río azul de nostalgias. Los pájaros azules del ayer inmediato
cantaban recuerdos ya dormidos, y en sus cantos evocaban historias
vividas y guardadas en el aire. Un dulce y tranquilo arroyo, inquieto
y cantarin en otros días, hoy viajaba plácido y susurrante entre
cañas verdes y bosque de álamos en flor. Los lejanos montes de
poniente acariciaban con traje oscuro y distante la bóveda
multicolor del cielo del atardecer. En torno a mi el campo viste
traje verde primavera con flores nuevas prendidas en la falda larga y
ancha de la llanura susurrante. Los valles cercanos cubren su cara de
roca con el velo transparente de la niebla de la tarde. Y al calor
del aroma de tus manos mi corazón te pensó y mi mente te llamó
hasta el lugar del sueño en que me habitas. Dije tu nombre en
silencio y recorrí tu cara letra a letra y tu pelo paso a paso y tu
cuerpo verso a verso y tus manos beso a beso. Te traje, ausente de mi
hasta mi iluso universo traspasando mil fronteras, rompiendo mil
silencios acariciando ilusiones, ilusionando mis locos sueños.
Desde la tarde que muere en tus ojos, desde el cristal
limpio y trasparente de tu beso. Te traje desde el mundo donde nacen
todos los sueños, desde el valle lejano y dormido de mi encadenado
verso. El viento del sur me trajo el reflejo de tus ojos en el agua
del arroyo, y vi cómo se fueron cerrando con la noche que llegaba
con traje negro de gala y lentejuela de estrellas. Un broche de luna
llena, dejé prendido en tu pelo y un beso de blanca plata en tus
mejillas rosadas, y apreté fuerte tus manos queriendo en vano
hacerlas mías y fundirme contigo en la noche ya cerrada. Y mientras
abrazaba tu ausencia dolorida, te fuístes, un día más, poco a poco
al lugar dónde nacen todos los sueños, y lentamente, cómo siempre,
cómo cada vez, volví a despertar del sueño en que me habitas,
cuando el viento del sur se dormía entre las ramas verdes de las
ancianas encinas.
Foto: Cortesía de Mª José Enciso Martínez.
http://youtu.be/vpiQe8HG7u4