martes, 24 de marzo de 2015


                             CIEN NOCHES DE SOLEDAD

Sobre la esfera blanca de un tiempo sin medida mi noche se encamina al encuentro interminablemente oscuro de mi inmediata madrugada.  Perennemente  presentes, latentemente vívidos, acaricio con los dedos del corazón los momentos únicos  que segundos antes has escrito en el papel de mi alma para poder leerlos, uno a  uno, en  la solitud sonora de tu ausencia.  Guardo los momentos del día en el baúl  latente de mi corazón para sentirlos cuando la soledad escriba silencios en el espacio en blanco de un tiempo que no pasa. Arropado con tu nombre y de la mano de tu mirada camino entre los pasos de un día que se ha dormido entre  las luces tricolores de un millón de semáforos vigilantes.  
Y para acortar el camino hasta el amanecer haré de cada segundo  un ramo de letras encendidas para tí, haré un camino nuevo, tapizado de sueños por soñar, andaré por deseos infinitos para escribirlos en tu almohada. Haré que los sentimientos resuenen en el pentagrama infinito de un beso. Y pintaré las paredes con las letras azules de mis sueños, esos en los que te escribo en la condena oscura de la soledad a solas. Llenaré de letras los mensajes irisados de tus besos, que llegan ansiosos hasta mi ventana, en el ático sin luz de mi madrugada sin ti. Mis pasos irán tras las huellas sonoras de tu perfume, hasta fundirse con los tuyos en el camino del amanecer. Y acariciaré con momentos las aceras de mi noche sin tu abrigo en una madrugada más  en que mis letras quisieron dibujar  mi yo sin ti. Por las aceras líquidas de la playa cercana un rumor de olas acaricia mis pasos, entre las nubes verdes de los árboles amigos, con luces de rosa y oro,  el amanecer dibuja tu nombre en la esfera  azul de mi mirada, y tu presencia infinita abraza mi cielo mientras tus ojos  dibujan nuevas  esperanzas en la almohada blanca del nuevo día.
 

                                                       https://youtu.be/On3fy2DOV_A