jueves, 23 de junio de 2016

                           PRIMER AMOR

Con la inquietud de mis pocos años, con mis primeras ilusiones a flor de piel, llegué hasta el Cañuelo aquella tarde. Entre sus cañas eternas escogí una larga y robusta, tras deshojarla hice de ella mi caballo. Con otra caña más fina hice una espada, y con espada y montura me encaminé hacia el cercano castillo, donde una sutil chiquilla de ojos verdes y cabellos de oro aguardaba tras los visillos de su ventana.  
Llegó sonriente al encuentro, llena de luz y aroma a primavera. Junto a otros amigos que esperaban libraríamos, una tarde más, otra batalla incruenta, llenaríamos la tarde de juegos y de risas, de casitas y castillos, de dragones y 
caballeros, de damas y princesas.
De fondo un telón vegetal lleno  de encinas y olivos, retamas y juncos, eras resecas por el sol y luz de poniente en el horizonte.
Todo parecía eterno, hasta que una voz desde el cercano castillo anunciaba el final de los juegos. !Niños a casa!.
Era la hora de regresar a la realidad diaria. Mañana, tal vez, seguiríamos jugando.
Con una sonrisa infinita y los ojos encendidos de ocaso, has dicho adiós con tu mano, acariciando el aire cual bandera. Hasta mañana, he logrado decir, con apenas un hilo de voz.
Entre nervioso y feliz he recogido espada y montura para volver a mi realidad. Sutiles, unos pasos se han acercado hasta mí. Las esmeraldas de oro de sus ojos se habían encendido al hacerse espejos de la tarde, sus labios de coral
rojo dejaban en mis mejillas  la ola infinita de un beso inolvidable. 
Al instante se alejaba perdiéndose en el castillo con las primeras estrellas. Cerré los ojos guardando aquel instante en lo profundo del corazón .
Al abrir esta noche la ventana de mi ático la luz de plata de la luna llena enciende las sombras doradas de un caballo y una espada   de madera, que escriben recuerdos en reflejos azules en la nube blanca de un folio. 

                                              Imagen bajada de la red
                                          https://youtu.be/EsqpLTh3jns

miércoles, 15 de junio de 2016


       
                                                      PRIMERA ILUSIÓN

Como cada mañana a las 11, puntual como siempre, sonó la sirena, y el patio del colegio se llenó de mil proyectos de vida, mil voces en un solo coro para cantar a la vida con mil tonos de risas y de juegos infinitos.
 Unos ojillos vivaces, encendidos de ilusión y envueltos en una nube de esperanza, llegaron hasta el patio. Ansiosos recorrieron el horizonte cercano, buscando entre mil miradas.
Una y mil veces sus pupilas de universo recorrieron los puntos cardinales de aquel recreo, buscando. Cada segundo que pasaba era un poco más camino del desasosiego, y su corazón latía más deprisa envuelto en desazón, mientras sus manos, nerviosas, encerraban un  pequeño secreto entre los delgados barrotes de sus dedos.
La esperanza daba ya sus últimos pasos, el recreo casi tocaba a su fin a golpe de sirena, cuando al borde mismo de un rayo de sol, entre las faldas verdes de un viejo sauce, una mirada de azabache y noche de enero  iluminaba las hojas de aquel poema vegetal de llanto eterno,    y fue a posarse sobre una sonrisa de arco iris, que   se ha encendido en sus labios mientras el corazón late más deprisa aún ante el espejo oscuro de aquella mirada susurrante. Quería llegar hasta ella, contarle, decirle, para respirar aquel aroma que le envolvía, para sentir como se encendía su amanecer cuando la veía llegar cada mañana.
Para dejarse iluminar por aquellas pupilas de universo cuando pasaban a ser espejos de la tarde, cuando era la hora de guardar el día en una cartera repleta de proyectos de vida.
Un rayo de luz se ha encendido cuando sin querer o acaso queriendo se han cruzado las dos miradas. La de ella, primavera en flor con olor a jazmín y rosas en las mejillas encendidas, estrellas del cielo en enero en sus pupilas oscuras, luz infinita de amanecer envuelto en esperanza, en su sonrisa abierta. El, vestido de eterna timidez, con mil golondrinas volando en un cielo por descubrir, con mil rimas de letras azules en su pico y un libro blanco de folio eterno en su mochila.
Durante  un tiempo infinito, en un instante eterno, se han encontrado dos miradas escribiendo un sueño en el aire.
Puntual, como siempre, ha sonado la sirena que indica que se ha acabado el recreo y es hora de volver a clase.
Bajo la  sombra de verde eterno de un viejo sauce, una sonrisa de amanecer y unos ojos de universo se han encontrado en el espacio de un deseo, en un rincón del día, en una página de un libro de diez años.
 
 
                                Imagen bajada de la red.
                                          https://youtu.be/-4ZV8TDgxQY

lunes, 6 de junio de 2016


                                          


En estas horas oscuras de mi madrugada a solas, ahora que mis pasos recorren las calles solitarias de mi noche sin ti, ahora que llega hasta mí el aroma ausente de tu soñar a solas, ahora que escucho la música de coral de tus besos a contravía.
Ahora, como siempre y a ti, que llenas mis madrugadas con el titilar oscuro de tus ojos dormidos, a ti, que acunas mi ausencia entre los brazos esperanza de tus besos  en ausencia.
 A ti, que en el mar sin riberas de mis sueños escribes olas azules de ilusión. A ti, que en la arena blanca de mis anhelos rimas versos de esperanza con la espuma dorada del diario amanecer.
A ti, que acunas mi universo entre las cuatro esquinas de tu nombre, cuatro letras para dibujar horizontes curvos allá donde nacen los sueños.
A ti, que perfumas el aire de mi diario ser con el aroma cristalino y vital de tu presencia junto a mí, que enciendes la luna llena de tu mirada en las  noches azules de la mía, que acaricias los caminos ocres de mis manos con la seda y terciopelo de las tuyas.
A ti que riegas con el agua eterna de tus besos la tierra anhelante de los míos, que enciendes cada amanecer una ilusión en los rincones del alma y sonríes con colores de arco iris en mis momentos oscuros.
A ti, que pintas de ilusión y sueños las calles blancas de nuestro día a diario, que llenas de calma y sosiego la noche del diario devenir.
Hoy, como siempre, como cada noche, como cada instante, quise encerrar mi alma entre letras y ponerla en tu almohada como ofrenda.
Sobre un folio blanco, con deseos azules  puse tan solo tu nombre. Cuatro esquinas de mi vida, cuatro puntos cardinales para abrazar el infinito, cuatro letras donde concentrar mi vida y sueños, anhelos y deseos.
Y dos letras tan solo para vivirlas infinitamente…TÚ.    
 
                                          Imagen bajada de la red
                                          https://youtu.be/kN0s75eaN5g