NOCHE INFINITA
Como cada día vimos adormecerse la tarde sobre el
horizonte azul de la lejana sierra. Se fueron borrando los pasos del día al
compás
de
farolas de sueños que se encienden abriendo las ventanas redondas de la noche.
Los escalones de las escuelas, mudos de silencio
y
piedra, escuchan los ecos del día, y la luna enciende miradas donde otras miradas
escriben anhelos. Calladamente cómplice el
tiempo oye contar miradas a contravía, palabras sonoramente dibujadas para ilusionar ilusiones, ecos de anhelos pintados en la cola blanca de una estrella fugaz.
tiempo oye contar miradas a contravía, palabras sonoramente dibujadas para ilusionar ilusiones, ecos de anhelos pintados en la cola blanca de una estrella fugaz.
Y esa noche el verso azul de tu voz sonó a ola oscura
de mar ausente, la arena luminosa de tus ojos
se
fue apagando con la noche, poco a poco, mientras la espuma blanca de tu risa
llegaba hasta la playa de tu boca calladamente nerviosa.
Las golondrinas inquietas de tus manos se quedaron temblorosamente oscuras, bajo los aleros confusos del silencio. tus ojos han escrito mil preguntas en el aire, perdiéndose en el silencio de los míos.
Mis labios han escrito mil miradas perdidas en los pliegues de universo de los tuyos. Esa noche, como tantas otras antes, como siempre, la eterna y sutil distancia que separa lo real y lo anhelado, se ha fundido al calor de unos deseos, que se quedaron escritos en el folio
oscuro y dorado de aquella noche infinita.
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