viernes, 28 de diciembre de 2018


                                                      CABALLERO  MÍSTICO

Con las primeras luces del alba dibujándose en el horizonte, con la mirada llena de azules, ha dejado atrás las fronteras oscuras de una batalla más a solas. Tras pasar por las puertas transparentes de la madrugada, llega el momento de cruzar un día más las nieblas de la alborada, para escribir esperanzas en el libro de la vida.
Cubre su cuerpo la armadura transparente de un corazón que late en ausencia, de su cintura cuelga la espada luminosa de un universo en la mirada, y asida en su mano derecha una lanza azul con luz de mediodía.
En su mano izquierda, como fundido a su cuerpo, cogido lleva un escudo de tapas azules, donde guarda entre sus hojas los paisajes de mil batallas emocionales. Sobre su alma en carne viva y su corazón de papel y acero se quedaron grabados con cicatrices de letras el dolor de mil batallas contra la soledad a solas, y el sabor a miel y rosas de unos labios al otro lado de un folio.
Guarda también el amargo color de una mirada ausente y el arcoíris encendido de un beso en la victoria del amanecer. Sobre su cabeza un yelmo hecho sueño guarda entre sus paredes transparentes las golondrinas azules de mil vivencias, las rimas que vuelan ausentes sobre un campo  de batalla hecho de silencio y espera, reencuentro y alborada.
Sobre su espalda carga el peso oscuro de mil batallas  en  soledad luchando  contra si mismo, el pesado caminar con destino a ninguna parte, el silencio atronador de un espejo frente a uno mismo. A su lado, con pasos en negro azabache,  un caballo multicolor hecho pentagrama camina músicas haciéndolas paisaje y cortina, caricias y senderos por donde transita el alma en las alas de sus notas.
Despertando alboradas y aspirando esencias con olor a primavera y colores de horizonte en flor, con pasos de aventura en la mirada, se recorta la figura del Caballero Místico,  que regresa con pasos de amanecer a su castillo de tinta y folio. Tras él unas letras azules vienen caminando esperanzas, escribiendo sueños.
Por un camino en blanco hecho de folio y tinta el Caballero Místico regresa a un sueño hecho castillo, a unas vivencias guardadas en azul, a un folio en blanco espejo de sus deseos. 
 
 
 
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                                       https://youtu.be/ufK2wrS4WVU
 
 
 
 
  

sábado, 8 de diciembre de 2018


                                                        NUBE DE HIELO

Cuentan unos folios ya amarillentos  por el paso del tiempo que hubo una vez un sueño  al que  le llegó el turno de nacer, sin formas definidas, sin fronteras, transparente. Con las primeras luces del amanecer abría su mirada, espejo del universo, y se empapaba de colores dorados y rosas.

Y se hizo amigo de las nubes y del mar infinito, e inventaron juegos de colores en las cuatro esquinas del mar, y jugaron con el viento y se hicieron olas para jugar también con el agua. Sueño y mar, aire y agua compartían ese momento mágico cuando el alba abre la ventana del día y el horizonte se llena de luz    y matices con tonos irisados.

De la mano de sus amigos fue caminando ilusiones por las calles del día y aprendió a jugar con las sombras cuando el sol derrama sus abrazos por entre las calles encaladas. Conoció luego las cuatro estaciones de la vida, y paseó de la mano del verano y el otoño,  la primavera y el invierno, por senderos y horizontes  que cambiaban el paisaje de su piel mientras el tiempo caminaba de la mano de los días.

Los pájaros pusieron sinfonía de arco iris en su caminar en el pentagrama de la vida y así hizo de la música las cortinas vitales de su alma. Conoció después el atardecer, y  llenó de oro y rosa su mirada, y se hizo paisaje fundiéndose con un silencio infinito de tres segundos, cuando unos ojos se hicieron espejo de la tarde en una esquina del día.

Después  conoció la noche con su vestido negro de estrellas, o traje de luna llena cuando tocaba ir de gala. Y aquella luna le contó deseos escritos a la luz de su mirada blanca, y de anhelos prendidos en la almohada curva de sus dos cuartos.

Le contaron las estrellas cuentos de besos robados mientras las manos  intentaban contarlas, y también de promesas escritas en su paso fugaz en noches de luna callada. En un rincón de la noche, aquel que llaman madrugada, conoció unas formas azules que nacían al calor de un vacío infinito o de una alegría inmensa, o un deseo encadenado o un anhelo entre renglones.

Y pasó su tiempo entre aquellas paredes redondas, se hizo folio y letra, nota y música, lluvia y arroyo. Sentado al borde de la madrugada se hizo paso y tiempo, palabra y  camino. Y acudía feliz cada vez que su corazón quería ser azul en unas letras, fuese día o noche, mañana o tarde, un folio amigo y un bolígrafo humano se fundían por los caminos azules de los deseos a contravía.

Pero hubo un día que el sol no salió y no hubo amanecer. El horizonte era una línea difusa oculta entre nubes negras de tormenta. Se oyó la voz oscura del trueno y los dedos de los rayos rasgaban el cielo. Llovió ausencia y soledad en una cortina interminable y todo se volvió oscuro y callado.

 Aquel sueño   no acudió a su cita con el bolígrafo  y el papel. El frío congeló su corazón transparente, lo hizo una nube de hielo y escarchó su alma de silencios, y sobre aquel sueño se hizo el olvido.

Y cuentan que en las páginas amarillentas, en sus  últimas letras, casi borrosas,  aún puede leerse la palabra ESPERANZA. 


                                                
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                                                https://youtu.be/Yz0D-29alSU

sábado, 17 de noviembre de 2018


                                                TUS SUEÑOS DUERMEN  

Ahora que tus sueños duermen, que mis letras sueñan bajos las sábanas multicolores de una música hecha paisaje, ahora, he querido descansar mis pasos sobre la playa blanca de un folio al amanecer. He querido soñar nuevas letras y escribir sueños nuevos.
 Y para soñar he viajado a ese lugar donde nacen los sueños, y me he adentrado en ese mundo irreal y transparente donde lo imposible se hace realidad, donde los colores se hacen paisaje, donde dibujan sensaciones en el lienzo del horizonte.
Allí, donde la música se hace caricia y escribe partituras irisadas en la piel piano de una mirada al amanecer, de un reencuentro a la luz del mediodía, o unos ojos que se hacen espejos de la noche. Mientras mis sueños duermen en una almohada hecha folio, con pasos azules, mis letras caminan sueños sobre renglones transparentes.
En su caminar llegan a paisajes de ensueño entrelazados con sol de amanecer, con caricias al calor de mediodía y suspiros  de oro y rosa en el tapiz del cielo cuando llega el atardecer. Y llegan también a folios hechos de pentagramas en flor, con olores de primavera en sus notas, donde los libros huelen a música, y sus tapas son pétalos encendidos con aromas de amanecer en la mirada.
Ahora que tus sueños duermen contemplo tu respirar transparente. Allí, en tu mundo sin fronteras, en ese mar infinito que los baña, en esa playa sin riberas donde toman el sol de la medianoche, allí, tras las paredes sin forma de tu deseo en espera, un cuaderno azul escrito en el aire guarda los mundos que sueñan al otro lado de la realidad.
Y guarda también los paisajes que adornan el tiempo que dura la espera, los sonidos que escribe el silencio, los pasos perdidos en una esfera sin tiempo, sin marco y sin agujas.
Ahora que mis letras sueñan se encienden mil caminos con destino al infinito, mil senderos hasta una playa de arena blanca con olas de sentimientos, con palabras habitadas de sensaciones en un folio hecho de agua, de un mar  hecho libro, de un libro hecho corazón.
Ahora que duermen tus sueños hago del silencio un paisaje lleno de música, para vivir sensaciones al calor de sus colores. Ahora que sueñan mis letras enciendo vivencias irisadas entre los renglones en espera de mis labios a punto de beso.
Ahora que el tiempo camina pasos de tic tac, mientras espero la luz de tus ojos para volver a ser yo, me envuelvo en música y reclino mi sueño en la almohada de tus ojos.
 Ahora que tus sus sueños duermen mis letras sueñan.  
 
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                                         https://youtu.be/VZbsN3LuHdU

viernes, 26 de octubre de 2018


                                    A UN PÁLPITO

A un pálpito de ti,  sobre una mesa hecha de deseos, he extendido en este sueño, los folios vestidos de letras que nacen al otro lado del tiempo,  cubiertos con palabras que guardan entre sus senderos azules las vivencias que nacen en carne viva,  mientras tus sueños duermen y mis letras sueñan.
Por los renglones hechos caminos voy dejando, paso a paso, letra a letra, trozos de mí, retazos de una vida que nace y vive al amparo y cobijo de tu abrazo  en espera, de tus besos a la luz del alba, de tu mirada de aliento al vivir el día, de la luna llena de  tu sonrisa al cruzar mis ojos.
Voy dejando también, como olas en una playa blanca, las letras de silencio que la espera escribe, las sombras que tu risa apaga, la soledad que tu abrazo borra. A un pálpito de ti hago un paisaje de mi silencio, con los colores de una música que ensancha el alma y recoge el corazón.
Las paredes de la soledad se cubren de canciones de arcoíris, el aire se llena de abrazos, y mis besos se hacen un deseo infinito camino de tu mejilla dormida.
A un pálpito de ti mis manos dibujan caricias en el aire, buscando la seda de las tuyas, mis dedos se tornan olas en la  búsqueda de la playa de tu mano, para escribir poemas en el mar de tu abrazo.
Mis caricias,  vestidas de blanco y negro, aguardan al piano de tus manos para sonar en colores en el pentagrama irisado de tu beso en carne viva. Y mis flores se quedan como dormidas en letargo oscuro a la espera del sol de tu mirada, de la luz de tu presencia.
A un pálpito de ti escribo y sueño, y sobre mi folio y mi almohada extiendo tu nombre cual deseo encadenado, cual sueño a flor de piel, un trozo de mí a la espera de tu yo.
Y fundo mis sueños en tu mirada ahora dormida, espejo del universo, donde las estrellas de tus ojos iluminan mi cuarto creciente a la espera de tu sonrisa de luna llena. Y recuesto mis deseos entre tus manos abiertas para fundirlas en una caricia eterna.
Y mientras tus sueños duermen y mis letras sueñan, mis ojos llenos de ti  se van cerrando a tu lado, a un pálpito de ti.  


                                          
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                                           https://youtu.be/7maJOI3QMu0
 

sábado, 15 de septiembre de 2018


                                                               EL LIBRO

A la luz del sol sus tapas azules y sus letras doradas lo hacían destacar entre los demás libros de la estantería. Sus hojas repletas de sueños y deseos, anhelos e ilusiones dibujaban en azul de tinta las fronteras invisibles entre lo onírico y la realidad.

Aquel libro fue durante un tiempo compañero de cabecera, amigo y cómplice, abrazo y pañuelo. Fue también reflejo dorado del ocaso en una ventana azul, o la magia luminosa del sol de mediodía, el abrazo ambarino de la esperanza del amanecer. Ahora hacía tiempo que dormía  silencio y no se abrían sus tapas ni se leían sus letras.

 Sin una fecha marcada en el calendario de la memoria, sin un momento vital donde fijar su llegada, así llegó calladamente tímido, por las calles del día.  Sus tapas se fueron abriendo con olor a noches de estrellas y aroma de luna llena en sus renglones. Sus primeras páginas, casi transparentes, venían escritas con sentimientos de colores, de miradas cargadas de silencios, de palabras con aromas de almohada en duermevela.

A la luz del amanecer se encendían sus letras y escribían momentos de luz infinita. Cuando el sol dibujaba sombras por las paredes del día guardó aquellos dibujos en claroscuros y los hizo paisajes bañados de colores para alegrar unas calles dormidas y grises. En el folio dorado del atardecer guardó sensaciones de oro y fuego, y las hizo horizonte redondo en una mirada que se hacía espejo de la tarde. 
   
Cuando llegaba la noche guardaba entre sus letras azules  las rimas titilantes de anhelos hechos de estrellas, y sueños vestidos de plata de luna llena. Al llegar la madrugada dibujaba con letras de silencio el gris callado de calles en espera, la quietud sonora de la soledad anhelante de un poema hecho arroyo, el eco de unas letras hechas trino en una ventana al otro  lado del folio.

Y así se fueron llenando sus páginas de sentimientos y vivencias, de sueños vestidos de letras, de anhelos dibujados entre renglones. Y puso voz de tinta a deseos encadenados en la celda de la ausencia, y se hizo camino entre renglones para unos pasos que andaban en blanco y negro, por una playa sin mar ni arena. Y puso mirada de universo al páramo a solas de un folio en blanco, sin rosa de los vientos.  

Y se hizo música irisada poniendo paisaje sonoro a un silencio oscuro de paredes redondas. También se hizo seda  para ser caricia en unas manos cansadas de abrazar en sequía, cuando el tiempo borraba los días en el calendario redondo de un reloj sin números ni agujas.

Pero hubo un día que el sol no salió. Se entretuvo jugando al escondite con las nubes que nacían del horizonte, y su luz no llegó hasta la ventana azul, y sus dedos de oro no iluminaron las tapas ni las letras. Y a ese día le siguió otro, y luego otro y otro más. Faltas de luz aquellas letras se fueron apagando poco a poco.

El cielo se llenó de oscuros, unos  folios negros cubrieron el techo del cielo y unos lápices de luz escribían con letras de trueno sobre un folio hecho arena, que pronto se llenó de poemas de lluvia.

Tras una ventana azul, sobre una mesa de luna nueva un libro yace como dormido  con sus tapas abiertas. En sus páginas ahora vestidas de otoño y olvido se han borrado el paso de los días, el sueño entre dos almohadas.

A su lado una pluma duerme silencio. Un segundo después el libro no era sino una nube de polvo tras el paso de una brisa de tiempo al abrir una ventana azul.



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                                        https://youtu.be/LiBwr4U59EI


 

viernes, 13 de julio de 2018


                                                            MI VENTANA

Cualquiera que la vea piensa… es una ventana más, como otra cualquiera. Con su marco de madera, sus postigos y sus visillos para atenuar el sol, para vestir de blanco los sueños. Un ojo cuadrado por donde mirar el horizonte, un espacio entre cal y tierra para que el aire perfume de vida el muro blanco de aquella pared. Una ventana más dicen. No, esta ventana no es una más. Es mucho más que eso, es un universo con marco azul.
Cuando amanece los primeros rayos del sol llegan hasta su piel madera y la acarician. Y el día anuncia su llegada jugando al arcoíris con los folios transparentes de los cristales.
 La luz resuena con notas de oro  cuando sus dedos mágicos  traspasan las fronteras  de los visillos e iluminan un universo en espera hecho de folios en blanco, un dedo azul de cristal y tinta, y la madera hermana de una mesa soporte de un corazón que ama y sueña.
Cuando se abren sus alas de madera y azul el aire nuevo inunda de luz y vida un mundo hasta ese momento dormido. El aroma de la vida entre hasta el último rincón del alma y llena aquel universo de colores y canciones de rosas y jazmín.
El sol extiende sus brazos luminosos y escribe poemas de luz y sombras sobre un paisaje con geometría de libros y música entre estanterías de callada quietud.
Cuando la tarde escribe letras de fuego una persiana azul dulcifica los fulgores y contempla extasiada el canto monocorde de la chicharra y el cuco. El aire, ardiente y seco, se ha recostado entre los cercanos encinares y dormita a la sombra de la madrencina y  el padreolivo .
Quietud y calma, chicharra y cuco, calor y luz sobre silencios de plomo y fuego. Recortándose sobre el lejano horizonte la sierra viste de azul y ocaso los últimos pasos del día por el camino del atardecer. Jugando con el sol que se va las nubes se han vestido de algodón y púrpura y el horizonte se hace pentagrama. Las notas fluyen hasta la ventana en tímidas y cálidas canciones de ocaso, y el aire se va llenando de silencios y tenues sombras,  mientras resuenan a lo lejos los pasos del cercano anochecer.
Ahora el horizonte es una línea entre azul y negro que funde cielo y tierra. La luna llena no tardará en aparecer y  se asomará llena de plata y luz  por entre las rendijas de la ventana entreabierta. Hasta ella vendrán el aire fresco de la noche y el aroma de la tierra que duerme, el olor de los sueños titilantes de las estrellas y la canción eterna del arroyo hermano con su coro cotidiano de cañas verdes.
Vendrán también las luciérnagas ambarinas de una mirada en duermevela  y las estrellas fugaces de otros sueños al borde de un folio.
Tras la ventana la noche camina por senderos de entre sombras con pasos de silencio a la luz de la luna. Es la hora de cerrar las alas de madera a la espera del nuevo día.
Es una ventana más, una ventana cualquiera dicen. No, es mi ventana. La ventana de mi ático, allí donde nacen mis sueños, donde se encienden mis letras, donde dibujo mis anhelos en el lienzo de un folio, donde resuenan sonoras las cortinas de mil músicas decorando mis sueños.
Ventana a la esperanza, mirada azul al horizonte, corazón abierto al reencuentro con el día, abrazo en la cita con la noche, compañera y amiga, testigo y cómplice…Ventana de mi ático.  
 
   
                                               Imagen bajada de la red
                                               https://youtu.be/sqxbZq7d86Q
 

viernes, 22 de junio de 2018


                                                      UNICORNIO AZUL

¡Ya tenía un unicornio, y de color azul su color favorito!  En lo más  profundo de sus deseos, en lo más hondo de sus anhelos, en lo más transparente de sus sueños, allí en ese lugar donde brota la esperanza, una figura etérea se recortaba sobre las fronteras transparentes de un folio en blanco.
Había extendido sus madrugadas a solas a la luz plateada de la luna llena, había vivido sus días a la luz del sol en la almohada blanca de calles encaladas y labios rojos de tejas en flor.
Había hecho con la música las cortinas que adornaban el salón de estar de su corazón, y había puesto paisajes musicales en las paredes etéreas de un corazón en duermevela. Había hecho de sus pasos un camino con renglones azules, con puntos seguidos de abrazo infinito al amanecer, con punto y aparte cuando el sol se duerme y despiertan la luna y las estrellas.
Hizo de su mirada un espejo de mar y universo, donde reflejar las miradas que se perdían a la luz del ocaso, y aquellas que se encontraban en las puertas del amanecer, en la calma azul de un mar lleno de letras, de un folio hecho de besos.
Y soñó amaneceres abrazado a una realidad con ojos de universo, con atardeceres de la mano de una mirada espejo de la tarde. Y aspiró el aroma de mil jazmines a flor de piel, y sintió olas de seda y rosas al tacto infinito de unas manos hechas de olas en el mar de un abrazo.
En la arena encarnada de su boca ha guardado el tesoro de coral rojo que unos labios a punto de beso ha derramado sobre su boca, dejando un sabor de miel e infinito. Había guardado sus sueños en el terciopelo azabache de unas pupilas hechas de universo.
Sus caricias las guardó en la seda blanca de unas manos de rosa y miel, y sus sueños los durmió en una almohada de blanco infinito, entre los pliegues azules de letras en flor, en los caminos etéreos de renglones cobijo de los sueños.
Quedó anclado sus pasos en el puerto sin riberas de un bloc de playas  azules. Y su tiempo quedó dormido  entre una esfera sin final y un espacio sin números y sin tic tac. ¡Tenía un unicornio ¡ Y sonrió feliz como nunca había sonreído.
La ventana del día se ha abierto llenando de luz y aromas   una mesa cubierta de sueños y tapizada de música. Un folio en blanco recoge su espera  y la guarda entre renglones. A su lado un bolígrafo azul aún duerme cubierto con su capuchón.
Quizá esta noche u otro día, quizá aparezca el unicornio o quizás no, porque nunca hubo unicornios, ni siquiera los azules. 
 
                   
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                                             https://youtu.be/zcQ5uID_JkQ          

viernes, 1 de junio de 2018


                                                         BUSCANDO

San Isidro está de fiesta y la alameda es una sinfonía de colores nuevos y de aromas a primavera en flor. La gente se extiende por toda la arboleda llenando el aire de risas y alegría. El cercano  arroyo Cañuelo viste traje transparente de agua cristalina y canta canciones de fiesta al pasar junto a  la alameda.
Inhiestos de eterno verde los eucaliptos arropan con sus sombras a las personas que se han juntado a sus pies, y se cubren de los primeros calores del florido Mayo.
Sorteando árboles y traspasando risas unos pasos se van alejando por entre grupos de gente. Tras un tiempo caminando han llegado a un lugar conocido. Allí donde el arroyo hace un recodo, un remanso donde las ranas cantan y los peces parece que juegan  al escondite.
Allí donde un almendro y un limonero se dan la mano y juntan  sus flores para vestir de  blanco la primavera. Allí, en los brazos de sus ramas, unos jilgueros han hecho sus nidos y vuelan incansables entre trinos.
Los pasos se han detenido junto a unas piedras como descansando. Unos ojos de azul turquesa buscan afanosamente en la clara de la alameda, tras la cercana línea de eucaliptos. Y busca un recuerdo detenido en el tiempo, un sentimiento dormido entre el agua cristalina del arroyo y el trinar irisado de los jilgueros. Y su mente viaja hacia atrás, hacia ese tiempo que se quedó prendido entre el almendro y el limonero, entre las rojas amapolas y blancas margaritas.
Y cerró los ojos y volvió a ver el color de la primavera en unas pupilas de universo, en unos labios de rojo enamorado. Y sintió a la vez la seda de unas manos entrelazadas, y el despertar de la pasión de unas olas hechas caricias en el mar de su piel.
Sintió también la emoción de compartir un sueño tras una mirada espejo de la tarde, y compartió ilusiones mirando el horizonte hecho paisaje. Recordó el momento infinito de hacer un folio de la piel madera de un cercano eucalipto. Y grabaron un corazón con una flecha cruzada y sus iniciales unidas por un sueño y un deseo. Cogidos de la mano, mirándose, dejaron pasar el tiempo, lo único que no importaba.
De nuevo entre las gentes ha cogido una amapola y una copa de vino, y alzándolas hacia el cielo ha brindado sonriendo. Al otro lado de un folio con árboles de letras unos labios hechos besos han brindado en el aire una sonrisa, mientras los ojos se llenaban de recuerdos.  
 
                
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                                      https://youtu.be/layW4vGC2uM

sábado, 12 de mayo de 2018


                            ELLA LO SABRÍA

Con la inocencia iluminando su mirada azul, con la ilusión acelerando su corazón, se aproximó hasta aquel aula ahora vacía. Todos estaban en el recreo menos él. Con la excusa de ir al lavabo llegó hasta la clase, y una vez dentro se aproximó hasta el universo oscuro de la pizarra negra. Borró fórmulas y letras, dibujos y figuras, y quedó limpio aquel universo donde iba a colgar sus estrellas.

Con las manos casi temblando cogió una tiza. Con infantil emoción dibujó algo parecido a un corazón,  y lo atravesó con una flecha, tal como había visto hacer a los chicos y chicas mayores. Encima del corazón trazó unas líneas que querían ser letras y que la emoción hizo eternas con luz blanca de tiza enamorada.
 Eran las iniciales de aquel nombre, las letras de aquella mirada que ponía música en su corazón  y estrellas en su mirada. Debajo del corazón, como con miedo, puso sus iniciales llenas de ilusión e inquietud, y miró esperanzado el negro folio de la pizarra. Inquieto por si lo veían, llegó hasta la puerta. Miró una vez más hacia la pizarra y sonrió feliz. Al fin ella lo sabría.

Aquel atasco,  una vez más, un día más, hizo que llegara tarde, cuando casi todo el mundo había entrado en clase. Camino de su aula, en el pasillo vió las taquillas, ahora calladas, solitarias, alineadas en su vida gris plata y acero. Y se paró ante una de ellas. Un nombre, aquel nombre que encendía sus sueños, destacaba con colores juveniles sobre un folio de plástico transparente.

Tras pensarlo un segundo sacó un papel de su carpeta azul y con trazos nerviosos dibujó unos números y un corazón, y tras doblarlo lo introdujo por una rendija del respiradero. Era su número de teléfono escrito en papel amarillo, el color preferido de ella. Y se encaminó hacia la clase. Una vez allí el saludo de rigor a todo el mundo, y una mirada buscando.

 Al otro lado de aquel folio hecho clase,  unos ojos de universo,   unas pupilas llenas de estrellas, dibujaron una mirada de bienvenida, y una sonrisa de arcoíris encendía de colores la ventana de un encuentro enmarcado de silencios. Al fin ella lo sabría.

Nunca pasaba, o casi nunca. Encontrar aparcamiento era casi imposible, aunque hoy tuvo suerte. Quizá influyó que hoy apenas había tráfico, y que llegó un poco antes que siempre. Llegó a la oficina cuando apenas había nadie.
Mientras tomaba un café una idea tomó cuerpo en su cabeza. Cogió un bolígrafo y un papel adhesivo. Con emoción contenida dibujó un corazón y unos números, y tras comprobar que nadie lo veía llegó hasta aquella mesa donde él perdía su mirada. Con los nervios a punto de veinte años, con sumo cuidado, pegó aquel papel en la pantalla del ordenador.

 El ascensor se detiene en la puerta de la oficina y un grupo de personas llegan a su diario quehacer, mientras otras se paran ante la cafetera. Entre aromas de café y perfumes irisados, una mirada cargada de estrellas sonríe al encuentro con un mar con olas de ilusión. Sobre una pantalla negra hecha pizarra, un papel amarillo hecho deseo aguardaba el momento  de ser leído. Al fin ella lo sabría.

Como cada día, puntuales, las chicas repartían la comida. Como cada día se sentó en su silla de siempre, en su mesa de siempre, y con sus amigos de siempre. Pero hoy no quería hablar, no quería arreglar el mundo ni hablar de nada. Hoy solo tenía una idea en su cabeza.
Con mano trémula sacó de su bolsillo un papel doblado por la mitad, en él había anotado su número de teléfono,  y con emoción infinita lo puso junto al plato sin que se viese. Mientras comía en silencio su mirada se perdía una y otra vez unas mesas más allá. Allí unos ojos brillantes de estrellas y una mirada de universo encendían de amanecer el momento infinito del encuentro. Y una sonrisa de rosa roja ponía aroma de primavera a un otoño entre las manos.
Nervioso esperó el momento hasta ver  que llegaba el carro con los postres. Al llegar a su lado deslizó su mano con el papel bajo la bandeja del carro dejándolo pegado. Y miró hacia la otra mesa. Al encontrarse las miradas le indicó el carro y su mensaje. Y el carro llegó hasta aquella mesa, y miró embargado por la ilusión y la esperanza. Al fin ella lo sabría.


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                                     https://youtu.be/-4ZV8TDgxQY

domingo, 22 de abril de 2018


                                                                    SOBRE …

Sobre una mesa hecha de azules, a la luz de una ausencia dolida, ha extendido esta madrugada sus letras hechas en carne viva.
Ha extendido sobre la madera hecha lienzo los recuerdos no vividos, aquellos que nacen de lo imposiblemente posible. Ha esparcido también los deseos imaginarios que se duermen en las nubes de los sueños.
Ha cubierto de letras azules los folios blancos de un millón de sueños al otro lado de una almohada. Ha hecho un camino entre renglones azules con los miles de pasos andados por las calles grises de la madrugada a solas.
El blanco y negro de un pentagrama en silencio lo ha llenado con el arcoíris de mil canciones hechas paisajes, para decorar el salón de estar de un sueño en espera. Ha guardado en un  tarro hecho de caricias las esencias que florecen en la naciente primavera.
Ha escrito sobre la arena de una caricia las olas de sensaciones que nacen en el mar de una piel en añoranza. Sobre el horizonte dorado de unos ojos al ocaso ha dibujado lo infinito de una mirada, lo efímero del tiempo en una esfera sin agujas ni números.
El trinar jubiloso de una sonrisa lo ha hecho lámpara  y tapiz para iluminar los rincones que se encienden a la luz de sus vivencias. En una caja transparente hecha de sueños ha guardado la magia irisada que nace en el instante supremo del beso al amanecer.
En la almohada blanca de su abrazo en espera ha soñado mil vivencias con las manos entrelazadas y las miradas fundidas en un momento vital e infinito.
Sobre una mesa hecha de azules ha extendido sus letras una noche más, una vivencia más. Una sonrisa al otro lado del folio ha escrito esperanzas con las letras encarnadas de un beso a contravía.
 
 
                                       Imagen bajada de la red
                                       https://youtu.be/izIHNzHiUPE

viernes, 30 de marzo de 2018

 

                                                A QUÉ DISTANCIA

En este momento sutil, cuando la luz vaga buscando un hueco entre rendijas de sombras, cuando la música de la soledad resuena en blanco y negro. Ahora, que la mesa de la madrugada se cubre de sueños en blanco, y el corazón se funde en una figura transparente que late en azul. Ahora, que todo se vuelve como a oscuras, que todo se hace silencio y se transforma en distancia.  Ahora….
A qué distancia de la realidad se duermen los sueños que nacen a contratiempo de lo vivido. A distancia del arcoíris laten en blanco y negro las letras que nacen azules, y viajan en las nubes de los folios hasta los paisajes infinitos de un libro en blanco.
A qué distancia del amor quedan los deseos que nacen en la cuna del corazón para hacerse sutiles ilusiones en el cielo de una mirada. A qué distancia del pentagrama suenan las notas que nacen a oscuras en un piano hecho de ausencias y silencio.
A qué distancia del corazón laten esos momentos que se hacen pasos de plomo por los caminos sin renglones de un poema en solitario. A qué distancia se escucha la canción gris de la lluvia al otro lado de una mirada, de unos ojos bañados de atardecer, reflejo de mil preguntas.A qué distancia del amanecer se duerme la redonda soledad de una madrugada a solas, de un tiempo a oscuras que busca la luz del nuevo día en la ventana de un abrazo.
 
A qué distancia de una caricia quedan los abrazos en sequía que escriben anhelos en el aire, abrazos en la nada que unen las riberas transparentes de un sueño en dos almohadas.
A qué distancia del  tiempo se guardan los latidos en forma de tic tac que escribe un corazón sobre las paredes transparentes de un sueño en duermevela.
A qué distancia quedan los pasos sin andar, esos que impide la ausencia, donde se escriben las palabras por decir, esas que calla el miedo, donde van las miradas por encontrar, esas que borra la noche.
A unos sueños de ti he fundido una distancia entre azules deseos, y abrazado a tu mirada he dormido mis sueños en la almohada de tu beso. 

 
                                   Foto Pepi Enciso Pizarro
                                   https://youtu.be/pYRR8K4Keck
   

sábado, 10 de marzo de 2018


                                               QUIZÀS ALGÚN DÍA

Quizás algún día. En la frontera transparente de una nube hecha de incertezas la duda escribió sus sueños con unas letras de esperanzas, y encendió unos deseos que iluminaran aquel sueño.

 Quizás algún día. En los bordes azules de unos renglones hechos caminos unos sueños escribieron sus pasos con pies de tinta y deseo, y guardaron sus mundos entre  los perfiles blancos de folios a la luz de la esperanza.

Quizás algún día. Las notas en blanco y negro de un piano en la ventana de la madrugada sueñan el arco iris de una partitura hecha sonrisa y la sinfonía  verde primavera y mayo en la mirada, cuando los ojos se hacen espejo del amanecer.

Quizás algún día. Aquellas letras nacidas de negra ausencia y cristal de espera aguardan en la sala en blanco de un folio a  que un dedo lleno de azul y calor encienda sus formas para ser golondrinas,  para volar en una vivencia por el libro de los sueños.

Quizás algún día. Aquel espejo, de transparente irrealidad, borró sus formas difusas y encendió su sonrisa con marco de plata, esperando las notas irisadas de un atardecer guardado en una esquina de la tarde.

Quizás algún día. Los deseos que nacen en el folio de la soledad se han quitado sus ropas transparentes  y caminan con letras de ilusión a la espera de ser realidad en el universo de un abrazo a la luz del día.

Quizás algún día. Aquellos besos, envueltos en sequía y ausencia, rompieron los folios de su soledad, y con los labios llenos de rimas y caricias en flor, llegaron al mar de los sueños, esperando ansiosos las olas rojas de otros labios a punto de beso.

Quizás algún día. Aquellas manos, cansadas de caricias en vacío, de senderos por las calles de la nada, han guardado entre sus dedos la luz del amanecer a la espera de otra caricia al otro lado de un folio.

Quizás algún día. Aquellos brazos, resecos de abrazos en sequía, áridos de beso y yermos de calor, han callado su voz de angustia, y envueltos en esperanza se han fundido con un beso de arco iris a la luz de una sonrisa.

Quizás algún día…



                                         Foto Pepi Enciso Pizarro
                                         https://youtu.be/9olcTJmDphA

sábado, 17 de febrero de 2018


                                                PASOS DESCALZOS 

Había recorrido la noche con pasos azules cobre un folio gris de asfalto y madrugada. Había recorrido las calles mientras las aceras apagaban sus rumores de miles de voces, el grito metálico y gris de mil bocinas en el aire, el paso acelerado de la prisa infinita.

Siguió después camino por una senda tachonada de notas de colores, pasos vestidos de cadencia y olores infinitos con sabor a mil mundos en las fronteras   de un sueño vestido de ilusiones.

Había llegado al amanecer con los pasos cansados y doloridos  hasta un folio en blanco hecho de arena. Tras descalzarse bañó sus sueños en la almohada líquida de un mar en calma. Y escribió pasos con letras de espuma entre renglones azules de olas.

Prosiguió su caminar y sus pasos llegaron al mediodía entre caminos  a la luz del sol y veredas con sabor a sombra y amapola. Al olor dorado de una conversación en el aire siguió caminando, y cruzó sus pasos con trajes brillantes de charol, con estilizados vestidos de colores de arco iris y con agujas de altura infinita vestidos de equilibrio mágico.

Ha recorrido otros caminos de las manos de otras letras. Sendas cubiertas de azules, de ocasos y universos en la mirada, de colores en horas oscuras y de músicas que iluminan el silencio.
  
Cuando ya el ocaso encendía sus luces de oro y rosa cambió su caminar e hizo de sus pasos un traje de colores cambiantes, mientras el tiempo también cambiaba la senda, ahora de verde primavera, hecha de árboles en flor, ahora de dorado albero a la luz del ocaso o el elástico corazón de un negro interminable.

Se han encendido las luces de la noche al otro lado del camino, en la acera de la vida. Una mullida alfombra con forma de babuchas acarician sus pasos mientras las luces se han tornado ambarinas. Sus pasos se han vuelto ahora  un callado caminar por el aire. Ausente de camino el andar se torna silencio a la espera de nuevos trajes por vestir, nuevos caminos por contar.

Y mientras recordaba la senda andada, mientras repasaba su caminar, ha llegado a un banco de madera y ha tumbado sobre él sus pasos    cansados. Ha descalzado sus pies y ha puesto los zapatos en el suelo.

Con la mente soñando en azul y los pies desnudos, ha iniciado un nuevo anhelo con el alma y el corazón en carne viva sobre la tierra desnuda. Ante su mirada, el folio en blanco del nuevo día, pintaba renglones azules para escribir nuevos pasos con letras nuevas.   


https://youtu.be/1Wzi2iixgIE

sábado, 27 de enero de 2018


                                                      YA SE FUERON

Ya se fueron madre las golondrinas. Ya se han quedado como a oscuras las calles del día. Se han quedado como a solas las aceras de la tarde, se han quedado como ausentes los renglones  oscuros de los cables de la luz, vacíos de rimas y de trinos.  Ya lloran su soledad y su vacío los maderos centenarios de mi ático a solas, donde dormidos quedan en dulce espera las cunas de barro de sus nidos.
Ya se fueron madre las golondrinas. Ya se quedaron mudas en el tiempo las rimas en blanco y negro de sus letras en el aire. Ya no juegan con el aire las notas de trino y rima de sus vuelos al calor del día. Ya no huele el aire a versos en flor, ni la tarde se pierde entre olores a letras nuevas, ni el sol juega al escondite con las nubes en el ocaso, ni se hace espejo la tarde de una mirada a contravía, ni huelen los versos a flores nuevas, ni saben los besos a deseo encadenado.
Ya se fueron madre las golondrinas. Ya no resuenan sus pasos de alas enamoradas por el aire helado del invierno  en un folio ausente. Ya no se encienden doradas y azules las letras de sus  ojos sobre   el folio a solas de un amanecer con lluvia en la ventana. En un rincón de la tarde, como muerto, yace en transparente espera el bolígrafo azul de un sentimiento, aguardando el momento luminoso y verde del retorno de la primavera.
Ya se fueron madre las golondrinas. Ya no llegan hasta la ventana de mi ático los ecos azules y ambarinos de sus cantos con letras de carne y beso y notas en pentagrama a la luz de los sueños. Ya se quedan mis letras a solas, y se quedan a oscuras mis sueños, y el corazón no rima deseos, y mi día se hace noche sin tiempo, y mis manos abrazan el aire y mis ojos lloran silencio.
Ya se fueron madre las golondrinas, las azules golondrinas ya se fueron. Mañana cuando sea primavera, cuando amanezca un día nuevo, volverán madre las golondrinas, volverán  para llenar el silencio, para escribir esperanzas con olores y trinos nuevos, para ser luz, color, aroma, camino y sueño.
Mañana cuando sea primavera, cuando amanezca un día nuevo, volverán madre las golondrinas, volverán a ser sueños, volverán cuando renace la vida, cuando se encienden los días, cuando la noche es un verso, cuando las letras son olas en la playa de un deseo, cuando la arena es un folio, sin riberas, ni forma, ni tiempo.
Volverán madre las azules golondrinas.
 

                                         Imagen bajada de la red.
                                         https://youtu.be/1UDbXcnL1I8